martes, 20 de julio de 2021

 


EL MISTERIOSO CASO DE LA ACEQUIA DEL DIABLO (OLBA, TERUEL)



Hasta finales del año pasado, la Acequia del Diablo (Olba, Teruel) tomaba el agua desde el canal de derivación de la Central Hidroeléctrica "Albentosa-Los Toranes". Era una toma en precario, habilitada en 1993 al quedar inutilizado el tramo inicial de la acequia por unos derrumbes. Pero al caducar el derecho de aprovechamiento hidroeléctrico de Iberdrola, el canal de derivación dejó de trasegar agua y la Acequia del Diablo se quedó sin servicio. La administración pública ordenó la retirada de todas las instalaciones hidroeléctricas a costa de Iberdrola, lo cual incluye la demolición de la presa de Los Toranes. Lógicamente, Iberdrola no desea asumir los elevados costes de la demolición y trabaja duro en diversos frentes para conseguir revocar la orden de demolición. Pronto caducarán una gran cantidad de concesiones hidroeléctricas, y en muchas de ellas se considerará que la renovación de la concesión sería contraria al actual ordenamiento jurídico, así que la batalla sobre quién se hace cargo de las viejas instalaciones es crucial para las empresas hidroeléctricas, y el precedente que surja con la presa de Los Toranes es muy importante de cara a las próximas exticiones de derechos hidroeléctricos. El aprovechamiento hidroeléctrico de Los Toranes, por cierto, no se renovó en aplicación de la Directiva Marco del Agua, que fue aprobada en el parlamento europeo y traspuesta al ordenamiento jurídico español por los partidos políticos socialdemócratas y conservadores (esto lo digo porque a veces se responsabiliza a los grupos ecologistas de la aplicación de la legislación vigente, y no es correcto).


Existe un fuerte conflicto en Olba en torno a la presa de Los Toranes, entre los partidarios de su demolición y los defensores de su permanencia. Entre estos últimos, algunos consideran que la presa sería simplemente un medio para recuperar el servicio en la Acequia del Diablo, por lo que serían receptivos a posibles soluciones alternativas para la acequia, pero otros parecen haber transmutado la defensa de la acequia por la defensa de la presa. Esta curiosa posición les conduce a rechazar cualquier solución alternativa para la acequia, porque mantener la acequia seca es el principal elemento de fuerza para defender que la presa siga en pie. "No hay que hablar de alternativas" parece la consigna.


Para más información sobre la problemática existente en Olba, puedes ver este video.




Entonces, cuando se plantean diferentes alternativas técnicas, algunos tratan desesperadamente de negar su viabilidad para enrocarse en la presa. La Humanidad ha pisado la Luna, ha descifrado el código genético, ha puesto en regadío grandes desiertos... pero según algunos somos incapaces de captar agua del río Mijares y conducirla hasta la Acequia del Diablo de una manera viable.


Invitado por la asociación "El Mijares no se toca", el pasado 10 de julio de 2021 participé en un acto público en Olba en el que dos ingenieros (Javier Álvarez, de la empresa LLoder Group, y un servidor) expusimos diferentes soluciones técnicas para recuperar el suministro de agua en la Acequia del Diablo sin necesidad de contar con la presa de Los Toranes.


Durante el transcurso del acto pude observar en algunos asistentes cierta hostilidad hacia las soluciones técnicas que ofrecíamos. Había dudas y reticencias que parecían honestas, pero también se evidenciaba un negacionismo en el que los condicionantes de diseño eran elevados a la categoría de dramáticos impedimentos. A algunos les parecía inviable algo tan sencillo como transportar agua desde un río hasta una pequeña acequia. Tanto Javier Álvarez como un servidor dimos respuesta a todas las objeciones que se plantearon, pero creo que a algunos les daba igual, a veces sentía que estábamos perdiendo el tiempo.


Me gustaría dejarlo claro: el problema técnico de la Acequia del Diablo es muy sencillo, casi trivial, y las soluciones técnicas son múltiples y las hay para todos los gustos y bolsillos. Hay agua en abundancia, con cota más que suficiente, de manera que conducirla hasta la acequia es una simple cuestión de voluntad (y de dinero, claro). Entiendo que alguna alternativa se pueda considerar económicamente inviable, pero es absurdo negar la viabilidad técnica de soluciones de captación clásicas, típicas, contrastadas, fiables, perfectamente conocidas, y algunas muy baratas.


Después del acto público he tenido que leer en la prensa y en facebook réplicas y comentarios muy desafortunados y malintencionados en relación con las propuestas técnicas que Javier y yo presentamos aquel día. Un debate técnico no es un debate político, no se puede hacer a través de la prensa, y no vale mentir. Un debate técnico se hace en una mesa técnica, cara a cara, con papeles, libros, números, ordenadores y calculadoras. Está feo tratar de desacreditar alternativas técnicas sin derecho de réplica, con argumentos que ya han sido refutados, con falsedades, y fuera de una mesa técnica. Dice muy poco de quien obra así.


Pero como dijo aquél, la primera víctima de una guerra es la verdad. Soy consciente de que fui invitado por un bando de aquella guerra, y que eso generó en los otros bandos rechazo y animadversión hacia mi y hacia mis propuestas. Fui etiquetado como enemigo y lo entiendo. Pero como técnico y científico debo ofrecer soluciones viables a problemas reales, y debo defender la evidencia por encima de todo, al margen de bandos, intereses y conveniencias. Así que a continuación voy a exponer las respuestas a las principales objeciones que se han planteado acerca de las alternativas técnicas que se expusieron. Abordaré tanto las objeciones que me parecieron honestas como las objeciones que me parecieron intentos desesperados de negar la evidencia, aunque me encantaría poder defender las alternativas en un foro más adecuado. Como profesor que soy, no tengo inconveniente en repetir las cosas todas las veces que haga falta. Allá vamos...


* Objeción: "Yo pagaría ese dinero, pero me da miedo que no funcione". Respuesta: si un ingeniero firma un proyecto y luego no funciona, no sólo no tienes que pagar, sino que podrías reclamar daños y perjuicios. De hecho, el visado de un proyecto por parte del colegio de ingenieros avala la adecuación de un proyecto y asume la responsabilidad ante el cliente, incluso ante posibles reclamaciones a posteriori. Si un proyecto dice que se van a suministrar nueve litros por segundo de agua al comienzo del tramo operativo de la acequia del diablo, ha de ser así o no se paga.


* (sobre la rehabilitación de la acequia) Objeción: "Al estar la acequia parada durante tanto tiempo, la tierra está muy seca y agrietada y habría muchas fugas". Respuesta: cuando se inauguró la acequia por primera vez, la tierra también estaba muy seca, pero eso no fue ningún impedimento. En todo caso, las fugas en una acequia son inevitables y requieren atención y control. El lecho de la acequia no es especialmente permeable, aunque ciertamente habría que actuar sobre posibles grietas o fugas localizadas que pudieran existir, tal y como ya se ha explicado. En cualquier caso, para contrarrestar las pérdidas por fugas, se podría extraer del río un caudal superior al estrictamente necesario, para que las pérdidas no supongan una merma del servicio.


* (sobre la elevación mediante bombeo solar) Objeción: "no resuelve las necesidades de la comunidad de regantes ni de los vecinos de proporcionar un caudal continuo". Respuesta: quien dijo esto no prestó atención a la charla de Javier Álvarez. Su propuesta de bombeo solar proporciona un caudal continuo gracias a una balsa de regulación.


* (sobre la elevación mediante bombeo solar) Objeción: "depende en todo momento del sol para su funcionamiento". Respuesta: Sí, claro, por definición una instalación solar depende del sol. Por eso se dimensionan teniendo en cuenta los periodos nocturnos o los periodos de menor radiación. Quien plantea esta objeción y tiene conocimientos técnicos, no se comporta honestamente.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "Es una solución precaria o provisional". Respuesta: También era precaria o provisional la conexión entubada que se hizo en 1993 al canal de derivación de la central hidroeléctrica, una conexión que ha estado 28 años en servicio permanente y a la cual se intenta regresar. Una solución simple puede resultar mucho más efectiva y barata que otras soluciones más complejas, y su durabilidad se puede medir en décadas.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "las tuberías se obstruirían por precipitaciones calcáreas". Respuesta: la elevada velocidad del agua dificulta tales precipitaciones. En todo caso, existen tratamientos baratos, sencillos e inocuos para disolver y desincrustar la cal del interior de las tuberías. Cuando una instalación presenta este problema, puede deberse a un mal diseño (baja velocidad de diseño, largos periodos de estancamiento entre riegos) o a un inadecuado mantenimiento. Por cierto, parece que la conexión entubada que se hizo en 1993 no ha presentado problemas de precipitaciones calcáreas en sus 28 años de servicio.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "las tuberías se obstruirían por sedimentacion". Respuesta: la elevada velocidad del agua combinada con la elección correcta del filtro en la captación evitaría tales sedimentaciones. La elección correcta del filtro evita la entrada de sólidos en suspensión que puedan sedimentar por su elevado diámetro equivalente. Una captación bien diseñada evitaría también posibles embozamientos en el filtro (por ejemplo, con una captación en un flujo confinado ascendente, con decantación de sólidos gruesos).


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "no se contempló que las tuberías podrían entrar en carga". Respuesta: quien dijo esto no estuvo atento a las explicaciones. Claro que se contempló, es algo muy básico, y para ello existen los diferentes timbrajes de las tuberías. Se propuso un timbraje provisional, a la espera de tener datos topográficos fiables que permitan determinar el timbraje apropiado para soportar las presiones estáticas.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "no se contempló el fenómeno de golpe de ariete por el cierre de la válvula en la salida por lo que la presión rompería el sistema por lo tanto ya no valdrían esas tuberías teniéndolas que cambiar por otras de mayor timbraje y juntas especiales". Respuesta: quien dijo esto no estuvo atento a las explicaciones. Claro que se contempló, es algo muy básico, las sobrepresiones por golpe de ariete son sencillas de calcular, y se propuso el cierre lento de las válvulas y una elección cuidadosa del timbraje de las tuberías para evitar sus efectos. No es necesario ponerse dramáticos, no habría que cambiar las tuberías por otras de mayor timbraje si inicialmente se instalan con el timbraje adecuado. En cualquier caso, una rotura por golpe de ariete no "rompería el sistema" sino que provocaría una rotura puntual cuya reparación sería sencilla.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "faltarían honorarios de redacción de Proyecto y Dirección de Obra y por supuesto mayor valoración económica". Respuesta: correcto. En un presupuesto final habrá que tenerlos en cuenta, aunque no encarecerían demasiado los proyectos. Al ser un estudio preliminar, sólamente se presupuestaron los materiales y la mano de obra ya que, al tratarse de intervenciones tan sencillas, se podría hacer incluso mediante voluntariado vecinal, talleres, campos de voluntariado juveniles u otras fórmulas imaginativas, que evitarían los formalismos y honorarios propios de un proyecto constructivo convencional. Hay que tener en cuenta también que algunos conceptos económicos podrían haber sido sobreestimados y podrían compensar los sobrecostes por honorarios. Por ejemplo, el coste de las tuberías que se presupuestaron se tomó de un minorista que vende por internet, pero se podrían conseguir importantes descuentos de un mayorista o de un fabricante, al comprar muchos metros de tubería. La mano de obra se estimó en 25 euros por hora, tal vez podría ser excesivo. Sí, hay incertidumbres en unos presupuestos preliminares y, como se dejó claro, no son presupuestos cerrados y sólo sirven para tener idea del orden de magnitud del coste de las intervenciones.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: la tubería iría "serpenteando de arriba a abajo a lo largo de la cajera antigua sin acondicionar mínimamente". Respuesta: una tubería puede serpentear de arriba a abajo sin ningún problema, siempre que no se eleve demasiado sobre la linea de alturas piezométricas (para evitar la cavitación). En algunas instalaciones, en las convexidades del trazado se podría acumular aire, aunque en nuestro caso la elevada velocidad del agua arrastraría las pequeñas cantidades de aire que podrían entrar por la captación. En cualquier caso, las acumulaciones de aire se solucionan fácilmente mediante purgadores o ventosas. Sí, las tuberías irían tendidas por el interior de la acequia, con un acondicionamiento mínimo, y funcionarían perfectamente.


* (sobre el entubado integral de la acequia con tubería de polietileno). Objeción: "rehabilitar los 3km de acequia perdidos hace más de 20 años tiene un coste valorado en torno a los 500.000 euros" Respuesta: parece que ha subido, en el boletín de Mijares Vivo leí que eran 400.000 euros. No se dice de dónde salen estas cifras tan extraordinarias, sería interesante hacer público el trabajo técnico que las sustenta. Imagino que se piensa en la retirada de los derrumbes con maquinaria pesada y la realización de trabajos verticales y especializados para rehacer la acequia en su trazado original, pero ya hemos explicado que no hay ninguna necesidad de tocar los derrumbes, simplemente hay que rodearlos por debajo mediante entubados muy sencillos. No hay ninguna obligación de ser fieles al trazado original de la acequia, de hecho hoy en día no se construiría una acequia así, pudiendo entubarla total o parcialmente. Las soluciones alternativas propuestas podrían costar del orden de 8.000 euros (sifones en los derrumbes) o de 38.000 euros (entubado integral de la acequia), teniendo en cuenta todas las salvedades que se expusieron. Elevar artificialmente estas cifras hasta 500.000 euros denota pocas ganas de solucionar el problema.


En el informe que realicé sobre la rehabilitación de la acequia (y que me puedes pedir escribiéndome a cesargon@unizar.es) comento algunas otras cuestiones a tener en cuenta (embozamientos, futuros derrumbes, entrada de aire, entrada de raíces, tubos a la intemperie, fugas y roturas...). Son circunstancias comunes a tener en cuenta en cualquier capatación, no son impedimentos técnicos. Me gustaría que en adelante cualquier posible objeción se me comunique personalmente, para poder ejercer mi derecho de réplica o, en su caso, para admitir finalmente que las ideas expuestas fracasarían frente a algún impedimento que no ha surgido hasta ahora.


Por todo lo expuesto en mi informe, en la charla y en estas lineas, considero técnicamente viables las alternativas propuestas, y añado que existen más alternativas que no han sido estudiadas todavía. Desde hace milenios, en todo el planeta se toma agua de los ríos para conducirla con fines de riego, abastecimento o para otros usos, en circunstancias mucho más difíciles que las que nos ocupan. Es muy sencillo técnicamente hacer que vuelva a correr el agua por la Acequia del Diablo, sólo hay que tener ganas.

viernes, 7 de febrero de 2020

EL PROBLEMA NO SE LLAMA BISCARRUÉS, SIMPLEMENTE NO HAY AGUA PARA TANTO REGADÍO


  
Vamos a explicar aquí por qué la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón se dirige al colapso en términos de disponibilidad de agua si continúa con su política de expansión del regadío, y por qué hacer más embalses no solucionaría el problema. Lo vamos a explicar con números, con datos, con trabajos científicos, en la esperanza de que sirva a los honestos regantes para que puedan actualizar sus posiciones estratégicas si lo desean, para que en el futuro puedan seguir regando como lo hacen hasta ahora: con suficiente garantía en el suministro de agua.

La creencia que vamos a refutar aquí es que la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón puede aumentar su superficie regada en varias decenas de miles de hectáreas (principalmente en la zona denominada Monegros II) manteniendo una disponibilidad de agua suficiente para todo el sistema en el futuro. Esta creencia errónea se basa en que la construcción de los embalses de Biscarrués (35 hm3 de capacidad, recrecible), Almudévar (170 hm3) y Valcuerna (157 hm3) proporcionaría la cantidad de agua necesaria para esa expansión del regadío. Es un error muy básico pensar que la capacidad de un embalse es lo mismo que el volumen anual de agua que puede embalsar. En el caso de cuencas suficientemente reguladas, como las de los ríos Gállego y Cinca, puede suceder que una nueva obra de regulación no resulte de mucha ayuda.


El 9 de abril de 2011 se celebró una manifestación en Zaragoza para reclamar la construcción de los embalses de Biscarrués y Almudévar. Muchos regantes siguen considerando que ambos embalses, junto con el de Valcuerna, permitirían la expansión del regadío (Imagen: heraldo.es).


En el caso que nos ocupa, si pudieran llenarse anualmente todos los embalses previstos, se podrían satisfacer sobradamente las nuevas demandas de las hectáreas “expectantes”, y yo no estaría escribiendo estas líneas. Pero aquí estamos, porque resulta que no hay agua para tanto regadío. Ante un escenario de escasez de agua, suele tener buena acogida la idea de construir más embalses, pero en ocasiones es una idea estéril, asentada sobre planteamientos falaces:

  • Necesitamos más agua, luego hay que hacer más embalses. Pero... ¿y si los embalses ya existentes son capaces de almacenar prácticamente toda el agua disponible? ¿De qué serviría coleccionar embalses de difícil llenado?

  • El cambio climático traerá más sequías y precipitaciones más concentradas, luego hay que hacer más embalses. Pero... ¿y si el volumen anual de precipitaciones va a disminuir, de manera que los embalses ya existentes van a ser capaces de almacenar prácticamente toda el agua disponible? ¿De qué serviría coleccionar embalses de difícil llenado?

En mi opinión, hay que huir los posicionamientos absolutos en contra o a favor de los embalses. Estar en contra de todas las obras de regulación no es razonable, porque los servicios hídricos que ofrecen (riego, abastecimiento, electricidad) pueden ser más valiosos que los impactos socioeconómicos y ambientales sumados a los costes de inversión y de explotación. Pero tampoco parece sensato lo contrario: estar a favor de hacer un embalse en todos los sitios donde hay agua es como estar a favor de hacer un aeropuerto en todos los sitios donde hay gente, podría no ser razonable. Tal vez en algún punto intermedio entre ambos extremos pueda estar la virtud. Lo inteligente en cada caso es hacer números, sopesar los beneficios y los perjuicios, porque en determinados lugares, momentos y contextos, construir un embalse puede ser una buena idea, pero en otros lugares, momentos y contextos, construir un embalse puede resultar inviable por razones técnicas, sociales, ambientales o económicas. Al final, se trata de valorar honestamente las ventajas e inconvenientes de cada caso.

En la zona de La Galliguera existe desde hace más de 30 años una fuerte movilización social en defensa del territorio y en contra de nuevas regulaciones en el río Gállego (Imagen: riogallego.org)

  
En el caso que nos ocupa, los elementos clave para estudiar la viabilidad técnica de los planes de expansión de Riegos del Alto Aragón se encuentran en el descenso paulatino de las aportaciones hídricas de los ríos Gállego y Cinca (llueve y nieva menos por el cambio climático y los cambios en los usos del suelo junto con los incrementos de temperaturas aumentan la evapotranspiración en las cuencas hidrográficas de los ríos Gállego y Cinca) y en el aumento de las demandas de agua en la agricultura de regadío (el patrón de cultivos actual es mucho más exigente hídricamente que el que existía cuando se diseñó el sistema, y en el futuro habrá que regar más porque hará más calor por el cambio climático).

En el año 1915, cuando se fundó Riegos del Alto Aragón, se delimitó una zona regable de 300.000 hectáreas, la idea original era proporcionar riegos de apoyo al cereal de invierno. En 1956, ya se observó la inviabilidad de poder regar apropiadamente tanta superficie y se redujo a 174.000 hectáreas, que es la zona regable actual, de las cuales unas 20.000 o 30.000 hectáreas de Monegros II no están puestas en riego hoy en día. En 1989 se añadieron al sistema 8000 hectáreas (Hoya de Huesca y regadíos sociales) que tampoco se han puesto en regadío hasta el momento. Y teóricamente habría que regar además 1400 nuevas hectáreas en la localidad de Almudévar como compensación por la construcción del embalse homónimo. En total, tendríamos unas 30.000 o 40.000 hectáreas “expectantes”, frente a las 135.000 o 140.000 hectáreas que ya estarían en riego. Todas estas cifras bailan un poco según las fuentes. La pregunta del millón sería entonces… ¿es técnicamente posible la expansión de la zona regada en 20.000, 30.000 o 40.000 hectáreas, a la vista del descenso futuro de aportaciones hídricas de los ríos y de las fuertes demandas de los patrones de cultivo actuales y venideros?

Escuchemos entonces lo que dicen los números sobre esta cuestión, veamos lo que dice la evidencia científica.

En relación con el descenso de aportaciones al sistema de los ríos Gállego-Cinca, del cual se abastece Riegos del Alto Aragón, mencionaremos en primer lugar a Majone et al. (2012), que estudiaron específicamente el impacto esperado del cambio climático en la cuenca del río Gállego, calculando que el volumen de agua que entrará en La Sotonera en el periodo 2071-2100 será entre un 19% y un 34% inferior al del periodo 1961-1990, en función de los diversos escenarios de estudio. En la misma línea, López-Moreno et al. (2014) establecen para el periodo 2041-2070 una reducción de las aportaciones del Gállego entre el 10% y el 20%. Con datos más actualizados, Haro et al. (2020), fijan la reducción en casi un 35% para 2041-2070 y en un 40% para 2071-2100. En el río Cinca el panorama sería similar. La reducción en las aportaciones es algo fácil de aceptar porque ya se está observando: los ríos llevan cada vez menos agua. Es un fenómeno relativamente nuevo y que se agravará con el tiempo. Mirar para otro lado no es una opción.

En 2013, Riegos del Alto Aragón financió una interesante auditoría hídrica del sistema regable, publicada por Sánchez-Chóliz y Sarasa (2013). Este estudio fue utilizado por César Trillo, presidente de Riegos del Alto Aragón, para reclamar más embalses a través de los medios de comunicación (ver, por ejemplo, estos enlaces de Radio Huesca y de Aragón Digital). Pero lo que no se difundió de las conclusiones del estudio fue que “las capacidades de las cuencas del Gállego y Cinca están cerca de sus límites”, y que debería “promoverse una moratoria sobre la extensión de los regadíos futuros, limitando el regadío al existente”, siendo ésta “la única manera de evitar frustraciones en las expectativas creadas tanto a los agricultores como al conjunto de la sociedad”. Y eso que este trabajo no tuvo en cuenta la reducción futura de aportaciones por cambio climático, simplemente evaluó los datos disponibles del periodo 2001-2010.

Por otro lado, Haro et al. (2020) acaban de publicar un trabajo donde estudian la sostenibilidad a largo plazo de Riegos del Alto Aragón, teniendo en cuenta las predicciones del cambio climático. En su estudio, Haro et al. (2020) constatan que el sistema en la actualidad se encuentra en un “equilibrio satisfactorio suministro-demanda” pero añaden que “la expansión planeada de la superficie regada y el cambio climático pueden amenazar este balance”. El estudio analiza diversos escenarios, uno de ellos el anhelado escenario de poner en riego todo el perímetro de Riegos del Alto Aragón, con todos los embalses posibles en servicio (Biscarrués, Almudévar, Valcuerna e incluso Alcanadre, además de los ya existentes), estudiando indicadores de sostenibilidad hídrica. Prestemos mucha atención a lo que se concluye con respecto a este escenario soñado: “la sostenibilidad del sistema será potencialmente mucho menor que en la actualidad”, “esto puede tener efectos adversos en la economía de los agricultores, ya que los fallos de suministro puede se pueden prolongar durante una campaña de riego completa y pueden afectar a las campañas siguientes”. Y ahora la guinda: “la expansión del regadío amenazará la sostenibilidad de todo el sistema”.


El Abrazo de Tardienta, inaugurado en 1982, fue un gran hito en la zona regable, al conseguir unir las aguas de los ríos Gállego y Cinca para regar Los Monegros (Imagen: riegosaltoaragon.com)

 
Pienso que Riegos del Alto Aragón no tiene un criterio técnico propio en estos temas, simplemente confía demasiado en lo que le dicen desde la Confederación Hidrográfica del Ebro, sin buscar segundas opiniones técnicas. Y observo que desde la Confederación Hidrográfica del Ebro a veces se puede generar cierta confusión, imagino que sin mala intención.

En enero de 2017, se celebró Junta General Ordinaria de Riegos del Alto Aragón. Asistió el entonces presidente de la CHE, Raimundo Lafuente Dios, para explicar la “necesidad” de construir los embalses de Almudévar y Biscarrués. Les contó a los regantes que gracias al embalse de Almudévar “se consigue un incremento de garantía de suministro de 7,8% adicional al 70% actual”, y que con el embalse de Biscarrués esa cifra mejoraría, de manera que se hace “indispensable la construcción conjunta de Biscarrués-Almudévar”, podemos leerlo aquí. Así contado… ¿quién se iba a oponer a aumentar ese “70% actual” de garantía de suministro mediante la construcción del conjunto Biscarrués-Almudévar?

Pero hubo alguna confusión aquel día, porque la garantía de suministro de Riegos del Alto Aragón actual estaría en torno al 90%, que es un valor propio de un sistema que funciona satisfactoriamente y que permite a los agricultores preocuparse de problemas que no son la disponibilidad cotidiana de agua. En su día, la propia CHE lo expresó así: “Riegos del Alto Aragón ve atendidas sus necesidades de modo satisfactorio, con garantía suficiente”. (ver enlace).

Recordemos que la garantía de suministro se puede definir más o menos como el porcentaje de años en que se puede regar con normalidad, sin restricciones de agua importantes, y tengamos en cuenta que un 100% de garantía de suministro es imposible por la variabilidad de las precipitaciones, siendo lo normal estar en un 85-90% (CEDEX, 1994). Lo que hace realmente el estudio de regulación al que se refería confusamente el presidente de la CHE es fijar en un 70% la garantía de suministro con toda la superficie expectante puesta en riego y con el embalse de Biscarrués en servicio, elevándola al 77,8% en el caso de añadirse el de Almudévar. Insisto: actualmente estaríamos en un 90%, así que el plan sería netamente perjudicial para el sistema. El estudio en cuestión es, no obstante, un estudio de regulación bastante deficiente, como ya he comentado en alguna ocasión.

Es tan deficiente, que la propia Confederación ha realizado en 2018 un segundo estudio de regulación, que invalida el que presentó confusamente a los regantes. En este segundo estudio, resulta la garantía de suministro con el regadío ampliado se quedaría, en el mejor de los casos, en un 70% con el embalse de Almudévar en servicio. La CHE no me ha permitido conocer todos los detalles de este trabajo, así que no puedo evaluarlo apropiadamente, pero sí que he podido conocer, por ejemplo, que solamente ha considerado un 7% de reducción en las aportaciones de los ríos por el cambio climático (recordemos que los estudios científicos mencionados anteriormente sitúan esta reducción entre el 20% y el 40%) y que se ha supuesto que las necesidades brutas de agua en cabecera para la zona de Monegros II son iguales a las de cualquier otra zona del sistema, pese a que en Monegros II las necesidades hídricas de los cultivos son mayores por razones climáticas y a que las pérdidas en el transporte son también mayores por una cuestión de lejanía entre Monegros II y los puntos de captación del agua. Es decir, el 70% del segundo estudio de la CHE aún parece demasiado optimista.

Estaría bien que algún responsable técnico de la CHE fuera a aclarar este embrollo a la próxima Junta General Ordinaria de Riegos del Alto Aragón, tal vez podría decir algo así: “señoras y señores, ha habido algún malentendido en el pasado y queremos aclarar lo siguiente: si ustedes pretenden expandir el regadío en Monegros II, aunque aumenten su capacidad de regulación, la garantía de suministro global caería desde el 90% actual hasta menos del 70% subestimando las previsiones del cambio climático y las demandas de Monegros II; así que ahora podríamos decir que la garantía de suministro global del sistema, con el regadío ampliado y con nuevas regulaciones, podría fácilmente caer del 90% al 60% en un futuro no muy lejano, esto significaría el colapso de todo el sistema de Riegos del Alto Aragón”.

En este momento no existe ningún trabajo técnico, ningún estudio científico, ni ningún técnico competente que pueda respaldar con números la estrategia general de Riegos del Alto Aragón, nada ni nadie que pueda afirmar con conocimiento de causa que el sistema será viable en el futuro si se amplía la superficie regada, aún haciendo los nuevos embalses. Simple y llanamente, está refutado que la expansión del regadío junto con la construcción de más embalses sea beneficiosa para Riegos del Alto Aragón, ya que su garantía de suministro caería a niveles inaceptables. Para adaptarse al cambio climático, sabiendo ahora que cada año habrá menos agua disponible y que no será posible repartirla bien si hay que regar más superficie, y que además hará más calor de modo que aumentarán las necesidades hídricas de los cultivos, lo que no hay que hacer es crecer en superficie para acabar regando mediante cupos sistemáticamente, coleccionando embalses de difícil llenado, sino poner contención a la expansión del regadío, o al menos establecer una moratoria preventiva, lo sabemos ahora por la evidencia científica.

En Huesca, a 7 de febrero de 2020,
César González Cebollada.
Servidor público.
Doctor Ingeniero en Mecánica de Fluidos.
Profesor de Hidráulica en la EPS de Huesca (Universidad de Zaragoza).
cesargon@unizar.es

lunes, 5 de febrero de 2018

CUATRO PROFECÍAS Y UNA “PORRA” SOBRE EL EMBALSE DE ALMUDÉVAR



La semana pasada, el Ministerio de Agricultura anunció el comienzo de los trabajos de construcción del embalse de Almudévar. En relación con este embalse, llevo más de dos años intentando infructuosamente que alguien dé la cara. Resulta muy sospechoso que nadie se atreva a discutir con este humilde servidor público acerca de la utilidad de una obra hidráulica que es la que más dinero va a recibir en este año 2018 por parte del Ministerio de Agricultura.


Más de dos años después, todos siguen sin dar la cara. Imagen: radiohuesca.com.


En relación con este embalse, ninguna de las cuatro profecías que voy a dejar escritas a continuación debería cumplirse, pero pienso a que se cumplirán al menos la mitad de ellas.

Éstas son mis cuatro profecías sobre el embalse de Almudévar…


PRIMERA PROFECÍA - EL PRESUPUESTO INICIAL SE INCREMENTARÁ AL MENOS EN UN 25%.

En la obra pública, los sobrecostes de dudosa justificación son una práctica tan habitual como corrupta. La conocida empresa constructora Sacyr, junto con otras empresas, se llevó la adjudicación del proyecto y construcción del embalse de Almudévar. Sacyr ya ha trabajado así en otras ocasiones (por ejemplo, en la ampliación del canal de Panamá). Se lleva la obra lanzando una oferta a la baja y luego encuentra motivos para pedir más dinero a la parte contratante.

Además, cuanto más dinero cuesta una obra pública, mayores son las comisiones ilegales que circulan por ahí, así que todos contentos. Un presidente de Sacyr admitió en la Audiencia Nacional haberse reunido “más de once veces” con el ex-tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, y su nombre aparece en dos ocasiones en los famosos "papeles de Bárcenas". En este contexto, la utilidad real del embalse de Almudévar es lo menos importante.


SEGUNDA PROFECÍA - PAGAREMOS EL BOMBEO CON RECURSOS PÚBLICOS.

El embalse de Almudévar es un embalse "en alto", que debe llenarse íntegramente mediante bombas conectadas a la red eléctrica. Estas bombas deben elevar 24 toneladas de agua por segundo durante tres meses ininterrumpidamente. El coste neto de este llenado se estima en 2,5 millones de euros. Este gasto es un coste de explotación del embalse, y por tanto debería ser pagado por los beneficiarios (Riegos del Alto Aragón) por aquello de la recuperación de costes, pero de algún modo directo o indirecto lo terminaremos pagando con recursos públicos. Tal vez con la energía reservada procedente de algunas centrales hidroeléctricas, que no deja de ser un recurso público.


TERCERA PROFECÍA - SERÁ OTRO "AEROPUERTO SIN AVIONES".

Lo más surrealista de este embalse es su inutilidad. La justificación técnica que ofrece la Confederación Hidrográfica del Ebro prevé que el embalse de Almudévar se podrá llenar prácticamente todos los años, pero es una justificación escandalosamente errónea y fraudulenta. Las cuentas están mal hechas de manera demostrable. Otro día tal vez hablemos de la ética profesional de determinados ingenieros de la administración pública.

El caso es que cualquier regante honesto de Riegos del Alto Aragón sabe que los "excedentes" de los ríos Gállego y Cinca, con los que se pretende llenar el embalse de Almudévar, serán nulos seguramente en muchos de los años venideros, es algo que ya está sucediendo. Por los ríos baja cada vez menos agua, ya que llueve menos, hace más calor y hay más masa vegetal en las cuencas. En algún año extraordinariamente lluvioso podría llegar a llenarse el embalse de Almudévar pero no hay que olvidar que el conjunto Biscarrués-Almudévar está proyectado para llenarse anualmente y suministrar agua anualmente a los nuevos regadíos que se pretenden implantar en la parte sur de Monegros. Esto es matemáticamente inviable, no hay agua para tanto regadío y Riegos del Alto Aragón debería darse cuenta, teniendo en cuenta además que las demandas por hectárea van en aumento (modernizaciones, dobles cosechas, mayores temperaturas). Pero parece que pesan más las inercias del pasado que los números del presente.

Lo único seguro es que los regantes deberán pagar las obras, las usen o no, y parece que sus representantes ni siquiera han analizado, cotejado ni actualizado los informes que les ha presentado un gobierno manchado de corrupción para poder sacar adelante el “aeropuerto” de Biscarrués-Almudévar. Unos informes demostrablemente fraudulentos que prometen falsamente un aumento de casi ocho puntos porcentuales en la garantía de suministro del sistema regable. Unos informes en los que César Trillo, presidente de Riegos del Alto Aragón, tiene depositada demasiada fe, que transmite a sus representados. Es un timo, una estafa. A veces pienso que el bueno de Joaquín Costa se revolvería en su tumba si supiera algunas cosas que se hacen ahora invocando su nombre.


Nota técnica para los más estudiosos: he aquí la “madre del cordero”. Los cálculos de la justificación técnica del embalse de Almudévar, que se llena con bombas, “se olvidan” de llenar primero los embalses "normales" (Sotonera, Mediano, El Grado), pese a que obviamente deben llenarse antes los embalses gratuitos (sin bombas), dejando los hipotéticos "excedentes" para el embalse de Almudévar. No sólo es una obviedad, sino que además el propio proyecto del embalse lo establece como condición previa al llenado del embalse de Almudévar. Pero nótese en la imagen, proveniente de la justificación técnica, cómo el embalse de Almudévar estaría lleno hasta la mitad ¡en octubre!, recién terminada la campaña de riegos, algo completamente irreal. Además, los cálculos están hechos con series hidrológicas antiguas, desgraciadamente muy diferentes de las series hidrológicas futuras. Con estas trampas técnicas, el embalse de Almudévar aparenta tener alguna utilidad de cara a los confiados regantes. (Imagen: proyecto del embalse de Almudévar, anexo 12, página 19).


CUARTA PROFECÍA - LAS RESTITUCIONES TERRITORIALES SERÁN TARDÍAS Y ESCASAS.

Las buenas gentes de Almudévar no se merecen esto. Aunque los contribuyentes les hemos pagado las expropiaciones a precio de oro, pocos habrían vendido las tierras voluntariamente, porque hay cosas que no tienen precio. Y probablemente lo más hiriente es que las expropiaciones se ejecutan para hacer una obra prácticamente inútil. Además, en las localidades afectadas por la hipotética rotura de los diques colocarán unas sirenas de evacuación que probablemente harán bajar el valor de sus viviendas y parcelas.

Por otro lado, las restituciones prometidas tardarán y serán menores de lo prometido. Lo importante es hacer la obra, las restituciones de momento se prometen y luego ya se irá viendo, siempre ha sido así. El embalse de San Salvador, por poner un ejemplo cercano, todavía no tiene redactado el plan de restitución. En otras obras hidráulicas, hay restituciones pendientes desde hace décadas, y sus "restituidos" están todos muertos. En Almudévar, los incumplimientos de promesas ya han comenzado, pues las obras están en marcha pero el plan de restitución no está listo ni mucho menos presupuestado. Es una tomadura de pelo, pero ya lo advirtió Manzanita: las palabras son aire, y van al aire.



LA “PORRA” SOBRE EL EMBALSE DE ALMUDÉVAR.

He decidido organizar una “porra” sobre el embalse de Almudévar. Participar es gratis, anímate, a ver quién se lleva el premio. El juego consiste en adivinar por cuánto se multiplicará el presupuesto inicial del embalse de Almudévar, establecido en 102.204.834 euros. Las cinco opciones que propongo son:

  1. El embalse saldrá más barato de lo presupuestado, y todo lo que se ahorre se destinará a reducir las listas de espera de la sanidad pública.
  2. No habrá sobrecostes, Sacyr lo va a clavar.
  3. El presupuesto inicial se multiplicará por 1,5.
  4. El presupuesto inicial se multiplicará por 2 o por 3, como en los embalses de Castrovido (Burgos) y Enciso (La Rioja).
  5. El presupuesto inicial se multiplicará por 4 o por 5, como en el recrecimiento del embalse de Yesa.


Me puedes mandar tu opción a cesargon@unizar.es. Entre los acertantes sortearé un ejemplar del magnífico libro “La rebelión de la montaña”. Y que conste que no estoy en contra de los embalses ni del regadío, simplemente estoy a favor de la verdad, la justicia y las cosas bien hechas ¿Y tú?

En Huesca, a 5 de febrero de 2018.


martes, 30 de mayo de 2017

EL EMBALSE DE BISCARRUÉS ESTARÍA LA MITAD DE LOS AÑOS SIN ALMACENAR UNA SOLA GOTA DE AGUA


Lo de Almudévar-Biscarrués es flipante. Me equivoqué al pensar que mi capacidad de “asombro técnico” había alcanzado su cota máxima en otoño de 2015, cuando estudié el proyecto del embalse de Almudévar (cuyas mejores jugadas resumo aquí).

En este texto vamos a ver qué servicio daría el embalse de Biscarrués a Riegos del Alto Aragón. Para ello tenemos que ir al Apéndice nº 1 del Anejo nº 7, que se titula “Cálculo de los caudales derivables hacia Riegos del Alto Aragón con el embalse de Biscarrués como laminador de avenidas”. Como su propio nombre indica, en este apéndice se calcula la cantidad de agua que se podría “capturar” gracias al embalse de Biscarrués.
Hagamos antes un inciso para recordar que el río Gállego, como tantos otros, se encuentra ya fuertemente esquilmado, de manera que ya no se puede extraer mucha más agua de él. En la figura siguiente se observan las aportaciones anuales a lo largo de las últimas décadas en la estación de aforos 9012, en Ardisa, justo después de la captación de Riegos del Alto Aragón.


Aportaciones históricas del río Gállego en la estación de aforo de Ardisa, aguas abajo de la captación de Riegos del Alto Aragón.

La tendencia decreciente en los caudales del río es inversamente proporcional al crecimiento de Riegos del Alto Aragón, aunque hay que señalar que los ríos cada vez llevan menos agua también por otros factores (matorralizacion y aumento de las masas forestales, temperaturas en aumento…).


EL “PROBLEMA” DE RIEGOS DEL ALTO ARAGÓN

El “problema” de Riegos del Alto Aragón es que algunas avenidas del Gállego no pueden ser captadas completamente porque el canal de derivación de que disponen en la presa de Ardisa solamente puede trasegar 90 m3/s (metros cúbicos de agua por segundo). De ellos, unos 15 m3/s los turbinan en la central hidroeléctrica de Valdespartera y los devuelven al río, mientras que los restantes 75 m3/s son conducidos por el Canal del Gállego durante siete kilómetros hasta el embalse de La Sotonera, para dar servicio a Riegos del Alto Aragón.


Es decir, cuando en una avenida el caudal en el río Gállego es mayor que 90 m3/s, una parte del agua se escapa al control de Riegos del Alto Aragón y continúa río abajo. Riegos del Alto Aragón esgrime derechos históricos para poseer esas avenidas. Son unos derechos históricos otorgados por Alfonso XIII en 1915, y ratificados posteriormente. Desde Riegos del Alto Aragón, se considera imprescindible la posesión de tales avenidas para continuar con sus planes de expansión del regadío.

Pero esos derechos históricos se concedieron en unas circunstancias sociales, económicas y ambientales muy, pero que muy, diferentes de las actuales, de manera que la expansión del regadío ya no tiene el mismo sentido que ataño, si es que ahora tiene alguno. De hecho, por la propia supervivencia de Riegos del Alto Aragón, los derechos históricos a la expansión del regadío bien podrían ser compensados de alguna manera más acorde con la coyuntura actual.


SOLUCIONES SENCILLAS Y SOLUCIONES COMPLEJAS

En cualquier caso, una sencilla solución al problema que tiene Riegos del Alto Aragón con las avenidas del río Gállego consistiría en aumentar la capacidad de transporte del Canal del Gállego, haciéndolo más grande o construyendo un nuevo canal en paralelo, aunque esto supondría un nuevo impacto injustificado sobre el río Gállego. Es una solución que incluso un niño de cinco años vería. Pero desde Riegos del Alto Aragón no se ve y se prefiere, por razones que nadie explica, un embalse de regulación en el río Gállego que les permita retener las avenidas para poder trasegarlas poco a poco. Estamos hablando del embalse de Biscarrués, de cuyas importantes afecciones ambientales y socioeconómicas no vamos a hablar aquí porque son sobradamente conocidas.

Así que el presidente de Riegos del Alto Aragón, D. César Trillo Guardia, que no es ingeniero ni técnico competente en la materia, se empeña en que se haga el embalse de Biscarrués, y así se lo exige a los políticos de algunos partidos, con la fuerza que le da el respaldo de sus comunidades de regantes de base. Los políticos, para lograr votos, facilitan los trámites administrativos, mientras que los cuadros técnicos de la administración o de las empresas adjudicatarias tratan de justificar las más variopintas ocurrencias. Se genera simultáneamente un discurso abstracto y generalista en el que no faltan las expresiones “desarrollo”, “progreso”, “necesidad”, “futuro” y “Joaquín Costa”, la prensa oficial por su parte hace la imprescindible labor propagandística y… ya está la rata en la lata. Se proyectan las cosas y se hacen, y terminan costándonos varias veces lo presupuestado, y luego resulta que no sirven para nada o para casi nada, pero da igual, el objetivo nunca fue que sirvieran para algo. Así funciona y todos lo sabemos. Por alguna extraña razón, me vienen a la cabeza otros embalses, algunos aeropuertos, ciertas infraestructuras ferroviarias, unas cuantas autopistas…

Ya que hemos nombrado a Joaquín Costa, digamos aquí que si este humanista bienintencionado levantara la cabeza se mostraría avergonzado de cómo se ha pervertido su discurso en las últimas décadas. Seguramente diría algo así como: “Ya no veo necesidad, ahora solo veo ambición y corrupción”. No olvidemos que los costistas de su época se opusieron firmemente al embalse de Barasona en 1919, por las afecciones socioeconómicas que provocaba (periódico El Ribagorzano, 29/05/1919 – gracias, Ángel Gayúbar).



PERO… ¿DE CUÁNTA AGUA ESTAMOS HABLANDO?

Para ver cuánta agua se podría captar cada año gracias al embalse de Biscarrués, o gracias a la ampliación del Canal del Gállego, el mencionado Apéndice nº1 del Anejo nº 7 examina las series históricas de datos de caudales diarios medidos en la estación de aforo de Santa Eulalia de Gállego, entre los años 1944 y 2011. En este periodo, se buscan los días en los que el caudal excedió los 90 m3/s. El embalse de Biscarrués podría haber retenido tales excesos, de manera que se puede calcular año a año cuánta agua hubiera podido captar en total el embalse de Biscarrués para el aprovechamiento de Riegos del Alto Aragón. El gráfico siguiente muestra las cantidades…


Volúmenes anuales de agua derivables por el embalse de Biscarrués, o por la ampliación del Canal del Gállego.

Luego hablaremos de la línea roja del gráfico. Fijémonos ahora solo en los puntos azules, que representan los volúmenes anuales de agua del río Gállego que se les han escapado históricamente a Riegos del Alto Aragón, y que un embalse como el de Biscarrués podría haber capturado. Para estimar la ganancia que supondría la existencia del embalse de Biscarrués, el proyectista calcula la media de los valores que vemos en el gráfico, situándola en 37,18 hectómetros cúbicos anuales de agua. Su conclusión es que consecuentemente el embalse de Biscarrués permitiría derivar esos 37,18 hm3 anualmente en promedio. Con la misma serie de datos se calcula seguidamente la garantía de suministro del sistema regable y se calcula en qué medida aumentaría esa garantía de suministro gracias a los embalses de Biscarrués y Almudévar. La garantía de suministro se podría definir más o menos como el porcentaje de años en que el sistema podría funcionar correctamente, sin problemas serios de agua. Mucha atención porque hemos llegado al núcleo central del argumento principal en defensa del binomio Biscarrués-Almudévar: el aumento de la garantía de suministro. Los regantes de Riegos del Alto Aragón comprenden bien este concepto, y por eso algunos, no todos, defienden a capa y espada las nuevas regulaciones, porque saben lo importante que es tener una buena garantía de suministro, una buena garantía de poder regar a su antojo, sin restricciones de ningún tipo. Así que la garantía de suministro, el concepto que mueve todo el engranaje reivindicativo de Riegos del Alto Aragón, se ha calculado con la serie histórica de caudales entre 1944 y 2010. Ahora yo pregunto respetuosamente a todos los regantes de bien: ¿qué parecido guarda esa serie histórica de caudales derivables con los caudales derivables futuros que encontraremos en el río Gállego?


AQUÍ HAY GATO ENCERRADO

Miremos nuevamente el gráfico superior, en particular la línea roja. Es la llamada línea de tendencia, el resultado de un ajuste lineal de los datos por el llamado método de los mínimos cuadrados. Los que vemos es que existe una tendencia claramente decreciente en los volúmenes hipotéticamente derivables por el embalse de Biscarrués, de manera que no se puede considerar el valor promedio de toda la serie como una estimación de futuro, que es lo que hace erróneamente el proyectista. Si alguien me presenta esa estimación en un proyecto fin de carrera, estando yo en el tribunal, le pongo un cero. No es honesto, es engañoso, es trampa. Los años 60 fueron extraordinariamente húmedos y distorsionan demasiado la serie, no pueden tener tanto peso en el cálculo de caudales derivables en el futuro. Además, no se han considerado los efectos del cambio climático. Lo interesante, realista y significativo de esa serie de datos es que desde 1970 hasta 2010 tenemos 16 años en los que el embalse de Biscarrués no hubiera trabajado, como podemos comprobar en el gráfico. Es decir, el embalse de Biscarrués estaría cerca de la mitad de los años sin almacenar ni una sola gota de agua. El promedio de caudales derivables en este periodo 1970-2010 estaría 20 hm3 anuales aproximadamente, lo cual sería una estimación mucho más realista que los 37,18 hm3 del proyectista.

El cambio climático es un hecho, ya está aquí, aunque en algunas estancias de la administración hidráulica aún no se han enterado. Digo lo del cambio climático porque las aportaciones de los ríos van a descender aún más en el futuro como consecuencia del calentamiento global. Las previsiones oficiales para España anuncian un descenso importante de las precipitaciones. Por otro lado, las mayores temperaturas, que han venido para quedarse, implican una mayor evapotranspiración en las cuencas hidrográficas. Todo ello conduce a que los ríos van a llevar aún menos agua. Un equipo de científicos italianos y británicos (Water Resources Research Vol. 48) estudió la repercusión del cambio climático en la cuenca del río Gállego, prediciendo un descenso aproximado del 25% en la cantidad de agua que entraría en La Sotonera, como consecuencia del descenso de caudales del río. Así que los 20 hm3 podrían bajar un 25%, quedándose en 16 hm3, situándonos entonces en menos de la mitad de lo que estimaba el proyecto del embalse de Biscarrués. Y no olvidemos que las mayores temperaturas aumentan notablemente la evapotranspiración de los cultivos, con lo cual se avecinan escenarios un tanto delicados, en los que los 16 hm3 que aportaría el embalse de Biscarrués serían bastante irrelevantes. Hay que hilar así de fino, porque hay muchas familias honradas de regantes que se juegan su futuro con estos números, aunque al proyectista parece que le da igual.

Ya estamos terminando. Concluimos que el embalse de Biscarrués estaría cerca de la mitad de los años completamente seco, y su aportación promedio al sistema de Riegos del Alto Aragón sería de 16 hm3. Si consideramos ahora que la capacidad útil actual de almacenamiento de los embalses actualmente existentes de Riegos del Alto Aragón es de 924,5 hm3 (suma de las capacidades útiles de los embalses de Lanuza, Búbal, Ardisa, Sotonera, Mediano, El Grado), estamos hablando de que el embalse de Biscarrués supondría un incremento del 1,7% en la capacidad de regulación del sistema. Del mismo modo, el incremento en la garantía de suministro resultaría residual, insignificante. He aquí, amigas y amigos, la gloriosa batalla de Riegos del Alto Aragón: arruinar el Reino de los Mallos, arrasar la dignidad de todo un territorio, destruir el valor ambiental, turístico, paisajístico y atávico de un hermoso tramo de río… todo ello por conseguir un 1,7% de incremento en su capacidad de almacenamiento de agua, por conseguir un aumento imperceptible en la garantía de suministro, que no se traduciría en ningún incremento detectable en la producción agrícola. Cuando cuento estas cosas a mis colegas extranjeros, no se lo creen. No hay que extrañarse de que las personas normales que no tenemos intereses particulares ni en uno ni en otro bando, nos pongamos del lado del territorio afectado. Porque el embalse de Biscarrués es una agresión gratuita, completamente anacrónica y moralmente injustificable. Es dolor y destrucción a cambio de nada.
Allá va una lección básica y gratuita para los ingenieros proyectistas, porque igual no estaban en clase el día en que se explicó: cualquier proyecto debe realizarse en base a un escenario pesimista, para que funcione bien en tal caso y que funcione mejor en un escenario neutro u optimista. Proyectar algo sin atender al escenario pesimista quizá debería ser constitutivo de delito, pero resulta que es una actividad legal, frecuente y muy lucrativa. En el caso del embalse de Biscarrués, el escenario pesimista debe olvidar las generosas lluvias de los felices años sesenta que ya no volverán y, por el contrario, debe tener en cuenta los efectos del cambio climático sobre las aportaciones futuras del río, que es lo que acabamos de hacer un poco más arriba. Lo que se ha hecho en el proyecto es una tomadura de pelo a los propios regantes.


OTROS ASUNTOS RELEVANTES

En todos los análisis del Anejo nº 7 que estamos desgranando se parte de un apriorismo propio de otra época: las demandas de agua no se cuestionan y la oferta debe satisfacerlas a cualquier coste. En el proyecto se establecen en promedio una demanda de 9000 metros cúbicos de agua por hectárea y año, sin considerar el hecho de que esta elevada demanda se puede disminuir con poco esfuerzo y sin traumas. En cualquier caso, hay que señalar que Riegos del Alto Aragón, si no se extiende más, tal vez pueda sobrevivir razonablemente bien tal como está, siempre que existan unas administraciones públicas capaces de seguir inyectándole dinero sistemáticamente, racionalizando algunas cosas, sin perder el tiempo y la financiación pública en obras inviables e inútiles. Preparándose desde ya para un futuro incierto, con menos agua y con más calor. Las millonadas que cuestan determinadas infraestructuras inútiles se podrían gastar mejor en ir sustituyendo los costosos bombeos eléctricos por tuberías de presión natural, como hacen en otros sitios, por poner un ejemplo. Pero Riegos del Alto Aragón ha decidido seguir con las inercias del siglo pasado y extenderse inoportunamente, y eso podría conducirle a un colapso generalizado, que pagaremos entre todos, claro.

Añado también que el almacenamiento hiperanual, que también se esgrime como un argumento para reclamar nuevas infraestructuras, es un canto de sirena que no se apoya en ningún estudio técnico, carece de cualquier viabilidad. La palabra “hiperanual” no aparece ni en el proyecto de Biscarrués ni en el de Almudévar (igual que no aparece el término “cambio climático”), son proyectos concebidos con la vista puesta en la ampliación del regadío, no en el afianzamiento del regadío actual. Si a duras penas va a haber agua para salvar las campañas en la situación actual, difícilmente habrá agua para guardar de un año para otro con el regadío ampliado. No obstante, aceptemos que se podría llegar a salvar un año seco precedido por algún año extraordinariamente húmedo gracias a un hipotético almacenamiento hiperanual, aún descontando las cuantiosas pérdidas por evaporación de esta estrategia. Pero ¿cada cuántos años podría suceder esta coincidencia? Nadie lo sabe porque no hay estudios justificativos al respecto, pero sospecho que sucedería cada demasiados años para que la operación saliera mínimamente rentable. ¿No sería más razonable contratar seguros de sequía, con ayuda pública si hace falta, y ya está?

Y termino comentando que el proyecto del embalse de Biscarrués, sorprendentemente, modifica el tipo de presa respecto del anteproyecto sometido a evaluación ambiental. De presa de materiales sueltos se pasa ahora a presa de gravedad tipo hardfill. Parece una especie de experimento, pues no hay ninguna presa de gravedad de tipo hardfill en España, aunque hay muchísimas presas de gravedad de otros tipos. El cambio se justifica en el proyecto por razones económicas, pero hay que señalar que las presas de gravedad son fácilmente recrecibles, y de hecho la presa de gravedad es el tipo de presa más recrecido. En el valle del Ebro, tenemos ejemplos de recrecimiento de presas de gravedad en el embalse de Las Torcas (río Huerva), en el de Irabia (río Irati) y en el estrambótico recrecimiento de Yesa (río Aragón). En el conjunto de España se han recrecido una treintena de presas de gravedad, y varios centenares en todo el mundo. Con esto quiero indicar que nadie ha renunciado a recrecer en un futuro la presa de Biscarrués y que el cambio en la tipología de la presa podría explicarse por el hecho de dejar esa puerta abierta para la siguiente generación de regantes, por si disponen de coyunturas más propicias para el recrecimiento de la presa de Biscarrués. Un “Biscarrués recrecido” tal vez podría ser llenado comprando o arrebatando derechos de agua a la central hidroeléctrica de Marracos o a los regantes del Bajo Gállego, habría que hacer números. Quizá todo esto es lo que ocultamente hay detrás del embalse de Biscarrués, la posibilidad futura de un recrecimiento, ya que todo cobra sentido entonces. Varias localidades podrían ser inundadas en tal caso, aunque eso históricamente nunca ha sido un problema para Riegos del Alto Aragón, cuya prosperidad actual descansa sobre las ruinas de las localidades de Lanuza, Búbal, Saqués, Polituara, Pardina la Artosa, Jánovas, Lavelilla, Lacort, Cájol, Cámpol, Castellar, Ceresuela, Gere, Ginuábel, Giral, Muro, Puyuelo, San Felices, San Martín, Sasé, Semolué, Villamana, Clamosa, Lapenilla, Ligüerre de Cinca, Mipanas, Secastilla, Abizanda, Arasanz, La Corona, Coscojuela de Sobrarbe, Gerbe, La Lecina, Mediano, Ministirio, Morillo de Tou y Plampalacios. Cuando veo, con demasiada frecuencia, a César Trillo lamentándose en la prensa de las hipotéticas desgracias que se ciernen sobre sus representados si las administraciones públicas no se pliegan a sus apetencias, no puedo evitar acordarme de estos desgraciados pueblos, que nada malo hicieron, y que en nada se quedaron. Y a los que nadie les ha dado ni siquiera las gracias.

En todo caso, si se sigue adelante con el proyecto del embalse de Biscarrués, espero ver a César Trillo desviviéndose por los afectados de Biscarrués, igual que ha hecho con los afectados del embalse de Almudévar, que como forman parte del Sistema de Riegos del Alto Aragón, han recibido todo el cariño y apoyo de su presidente. Espero ver a César Trillo reuniéndose con los afectados del embalse de Biscarrués, yendo al Ministerio a Madrid y a la Confederación a Zaragoza a interceder por ellos, reuniéndose también con el consejero Olona, hablando con los alcaldes de la zona afectada, prometiéndoles regadíos como compensación, aunque luego no se hagan. Espero consecuentemente que las expropiaciones se paguen a precio de oro, como se hace en Almudévar, a 21.500 euros la hectárea de secano. Porque si todo esto no es así, algunos pensarán que César Trillo, el consejero Olona, la CHE y la ministra García Tejerina hacen gala de una extraña solidaridad selectiva, que otros llamarán discriminación y que alguno habrá que dirá que es una especie de supremacismo regante.


EL DESAFÍO FINAL

Nadie se atreve a discutir nada de lo que vengo diciendo del flipante proyecto Biscarrués-Almudévar y de la inoportuna extensión del regadío que se esconde detrás… Me refiero en particular a los responsables del Ministerio de Agricultura, de Acuaes (empresa pública que gestiona el proyecto de Biscarrués, hermana gemela de la corrupta Acuamed) y de la Confederación Hidrográfica del Ebro, a las empresa proyectistas con sus puertas giratorias (el Director General de SERS, Tomás Sancho, fue presidente de la CHE, y ahora proyecta desde su empresa el embalse de Biscarrués y también el de Barrón en Álava), a las empresas constructoras con sus comisiones del 3% y, a la cabeza de todos ellos, al presidente de Riegos del Alto Aragón, D. César Trillo Guardia. A todos ellos reto públicamente a un debate técnico sobre todo lo que digo aquí, cuando quieran y donde quieran. La primera vez que lancé un reto así, casi consigo debatir en Huesca TV con César Trillo sobre el inviable embalse de Almudévar, pero finalmente no asistió al debate televisivo. En la víspera, alegó “problemas de agenda” y no fue capaz de mandar a nadie en nombre de Riegos del Alto Aragón, por lo visto tenía cosas más importantes que hacer que defender la viabilidad de sus reivindicaciones. Da la sensación de que algunas personas se encierran en sus despachos por altivez o por soberbia, o tal vez por cobardía, por ignorancia, o bien por corrupción. En algún caso, puede que se junten varios de estos factores. Supongo que piensan que teniendo la fuerza no hace falta tener la razón, lo cual puede que sea verdad o no, ya lo veremos. Exculpando a los ignorantes y a los engañados, en todos los demás actores de esta vergonzosa tragicomedia se observa bajeza moral.

Sólo queda pedir a Riegos del Alto Aragón que haga examen de conciencia para que se olvide de una vez del absurdo embalse de Biscarrués, y deje en paz de una maldita vez al luchador Reino de los Mallos, cuyo ejército defensivo crece día a día por fortuna, antes de que llegue la sangre al río.

En Huesca, a 30 de mayo de 2017.
César González Cebollada.
Contacto: cesargon@unizar.es


PD: La Coordinadora Biscarrués Mallos de Riglos ha convocado dos manifestaciones en contra del embalse de Biscarrués, el 15 de junio en Huesca y el 25 en Zaragoza. Es justo apoyarles, yo lo haré.


Gracias al profesor JA Cuchí y a la simpar Alodia por sus apreciaciones.

jueves, 16 de febrero de 2017

UN APUNTE SIN IMPORTANCIA ACERCA DE LA SEGURIDAD DE LAS PRESAS ESPAÑOLAS

En estas fechas está en peligro la presa de Oroville (California, EE.UU.), como es bien sabido. A la vista de los acontecimientos de los que hemos tenido noticia, algunas preguntas surgen solas: ¿cómo es que se formó un socavón en el aliviadero principal? ¿por qué el aliviadero de emergencia descansa sobre el suelo desnudo? Tal vez el mantenimiento de los sistemas de desagüe pudo ser mejor, o las revisiones de seguridad, y tal vez la legislación aplicable pudo ser mejor. Esperemos que todo quede en un buen susto para las personas afectadas, aunque nada volverá a ser como antes para ellas.


Presa de Oroville. Aliviadero principal completamente seccionado (Fuente: CNBC.com)

Pero vayamos al grano y aprovechemos la ocasión para recordar alguna tarea pendiente en materia legislativa acerca de la seguridad de las presas españolas.

Existe un hecho muy llamativo en nuestra regulación legal vigente: en España, el grado de seguridad de una presa depende de que sea de titularidad pública o privada. Esto es así en todas las presas construidas con anterioridad a 1996, que son la gran mayoría. Concretamente, las exigencias legales de seguridad son mas laxas en el caso de que la titularidad sea privada, siendo el caso más frecuente el de las presas de producción de energía, cuyas propietarias suelen ser las empresas hidroeléctricas.

Lo diremos de otro modo: si una presa es de titularidad privada y anterior a 1996 (lo cual engloba al 71% del total de las presas aproximadamente), teóricamente es más probable que falle de alguna de las muchas maneras en que puede fallar una presa.

Para entender esta extraña y llamativa situación, debemos hacer  un recorrido sobre la historia de los desastres en las presas españolas y de la legislación relacionada con su seguridad.

Corría el año 1802 cuando la rotura de la presa de Puentes (Lorca, Murcia) provocó 608 muertes. Dejaremos aparte esta catástrofe por su lejanía en el tiempo. En una época más moderna, en 1959, se desmoronó la Presa de Vega de Tera (Ribadelago, Zamora), contabilizándose 144 víctimas mortales. Seis años más tarde, en 1965, el colapso de una ataguía durante la construcción de las presas de Torrejón (Cáceres) causó la muerte a 54 trabajadores.

Al calor de ambas catástrofes, la de Ribadelago y la de Torrejón, en 1967 entró en vigor la Instrucción para el proyecto construcción y explotación de grandes presas,  que estableció una serie de requisitos básicos en materia de seguridad, entre otras cosas.

Pasó el tiempo y llegó el año 1982 y, con él, la tragedia de la Presa de Tous (Valencia), donde se produjeron unas 25 víctimas mortales. Nuevamente al calor de la tragedia, se observó la necesidad de mejorar en la seguridad de las presas existentes y futuras y, tras largos años de intrigas y demoras, en 1996 vio la luz el Reglamento técnico sobre seguridad de presas y embalses.

Mucha atención ahora a lo que dijo este Reglamento en su artículo segundo:

Artículo Segundo del Reglamento Técnico sobre seguridad de presas y embalses (Fuente: BOE)

Lo que está diciendo el Reglamento es que todo lo que ponga en él no será aplicable a las presas de titularidad privada previamente existentes, que son la mayoría. Sólamente es aplicable a las presas de titularidad pública previamente existentes y a todas las presas que se proyecten en adelante.

 Este Reglamento fue aprobado in extremis el 12 de marzo de 1996 por el que era entonces ministro saliente de Obras Públicas, Josep Borrell, que formaba parte del gobierno de Felipe González, que acababa de perder las elecciones generales nueve días antes.

Así que ahora viene la gran pregunta ¿por qué el Reglamento de 1996 no es aplicable al 71% de las presas? ¿Por qué se puede aplicar a las presas de titularidad pública pero no a las presas de titularidad privada? Entramos ahora en el terreno de las conjeturas razonables. Imagino que no hace falta hablar demasiado acerca del poder en España del oligopolio eléctrico, de las puertas giratorias y de la escasa integridad moral de muchos de los gobernantes que hemos tenido y que seguimos teniendo. Bajo este contexto, la aplicación de las nuevas normas de seguridad podría haber sido muy costosa en muchos casos para los propietarios de las presas, cuando no imposible.

Por poner un ejemplo significativo, las nuevas exigencias de seguridad pueden hacer mayores las llamadas avenida de proyecto y la avenida extrema, que se calculan en función de la información hidrológica disponible y para un periodo de retorno determinado, lo cual conlleva la necesidad o bien de aumentar la capacidad de desagüe o bien de aumentar los resguardos (el "hueco" que dejamos en los embalses para las avenidas). En el primer caso, habría que construir nuevos aliviaderos o ampliar los existentes, todo lo cual cuesta mucho dinero y puede obligar a repensar la seguridad estructural de la presa. El segundo caso va en perjuicio directo del aprovechamiento económico de la presa, no solo por el menor volumen de agua embalsado, sino también por la menor cota de lámina libre: si disminuimos el nivel en una presa hidroeléctrica, entonces el "salto hidráulico" es menor, y ello repercutiría negativamente en la producción eléctrica y también en la eficiencia de las turbinas. Ambas medidas pueden ser muy caras para el titular de la presa, o inviables en algunos casos.

Otro ejemplo está en las revisiones de seguridad. El Reglamento de 1996 establece que se debe redactar un informe anual de seguridad para cada presa y, además, cada 5 o 10 años -según la categoría de la presa- se debe realizar una revisión completa de seguridad por un equipo técnico independiente. Todo esto apenas se hace en muchas de las presas en las que legalmente debe hacerse. Y directamente no se hace en las no hay obligación legal de hacerlo (el 71% de las presas, no lo olvidemos).

Esto no quiere decir que no se hagan esfuerzos honestos y serios en materia de seguridad, a pesar de todo. De hecho, no se pretende aquí poner en cuestión la profesionalidad de quienes se dedican a estas importantes labores. La cuestión es que, en muchos casos, algunos trabajos relacionados con la seguridad, al no ser legalmente preceptivos, pueden depender de la buena voluntad de los propietarios de las presas, la cual puede ser inversamente proporcional al coste de aplicación de las medidas necesarias de prevención o de corrección. En cualquier caso, no todo es blanco o negro, y podemos encontrar casos de presas de titularidad privada en los que se toma muy en serio la seguridad (aunque solo sea para no arriesgar el negocio) y casos de presas de titularidad pública en una situación de semi-abandono.

El cronograma siguiente ilustra tanto los desastres recientes como las legislaciones mencionadas hasta ahora, y muestra cómo el aparato legislativo español se acuerda de actualizar la seguridad de las presas después de que suceda una catástrofe.

Cronograma de desastres y legislación (Fuente: elaboración propia) 
Mencionaremos brevemente además el desastre de Aznalcóllar (provincia de Sevilla), ocurrido en 1998. No produjo víctimas mortales, pero el daño ecológico y económico fue muy importante, como bien es sabido. La balsa que se rompió era de residuos mineros, que tienen una regulación legal diferente.

Además de la legislación mencionada, hay que nombrar la Directriz básica de protección civil ante el riesgo de inundaciones de finales de 1994, que no trata de mejorar la seguridad de las presas sino de aminorar los daños cuando éstas fallan, a través de la clasificación de las presas en función del riesgo potencial que originan y del establecimiento de planes de emergencia en los casos en que proceda.

Finalmente, en el año 2008 se aprobó el Real Decreto 9/2008, que dedica su Título VII a la seguridad de presas, embalses y balsas. Este Decreto estableció en su artículo 364 que se deben aprobar tres normas técnicas, aplicables a TODAS las presas, en relación a los siguientes aspectos:
  1. Clasificación de presas e implantación de planes de emergencia.
  2. Proyecto, construcción y puesta en carga.
  3. Explotación, revisiones de seguridad y puesta fuera de servicio.
Sin duda, la aprobación de tales normas y su aplicación universal sería un gran avance desde el punto de vista de la seguridad pública.

La mala noticia es que estas normas técnicas están todavía en fase de discusión y de borrador (el borrador actual es de 2011), sin aprobar, nueve años después, con lo que sigue vigente la legislación obsoleta y "discriminatoria" que se ha descrito en este texto. Quizá haya que esperar a que un nuevo desastre sacuda a la opinión pública y se aprueben a continuación estas normas, en las cuales, por cierto, habrá que leer bien la letra pequeña. Entretanto, cada minuto que pasa sin que se aprueben conlleva una mayor ganancia económica para ciertos aprovechamientos hidráulicos a costa de un mayor peligro para las personas y bienes que se encuentran en las zonas de inundación potencial por rotura de presa.

Luego suceden cosas...


En Huesca, a 16 de febrero de 2017.
César González Cebollada.

Contacto: cesargon@unizar.es